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Día 2: de Grañón al albergue Fuente Sidres


25 de mayo de 2024

Aun estando ya en pleno viaje, me cuesta darme cuenta de que estoy, de nuevo, Camino de Santiago. Me pasó en 2022 y me volvió a pasar este año. Supongo que son muchas als circunstancias que contribuyen a ello: desde el hecho de transitar caminos tan conocidos hasta el de dormir en un hostal, aún relativamente cerca de casa. Pero es algo que cambia el segundo día.

A las 7:15 de la mañana me pongo en marcha. Justo a esa hora no puedo desayunar (hay unas obras en el alojamiento y en ese momento la cocina no está disponible). Me lo explicaron el día anterior, pero preferí no madrugar más ni posponer la salida, así que fue decisión mía.

Recorro despacio los escasos dos kilómetros que me separan de Grañón, disfrutando del increíble espectáculo del amanecer:

Amanecer en Grañón

Amanecer en Grañón

Grañón es la última localidad de La Rioja en el Camino Francés. Atravieso el pueblo, que ya tiene algo de vidilla con los primeros peregrinos, cojo agua en la fuente y avanzo hasta el mirador que hay a la salida desde donde se divisa una amplia panorámica de lo que ya es provincia de Burgos.

El paisaje ha cambiado y el cultivo del cereal ha sustituido a la viña; salgo de la Rioja (entro en la llamada Riojilla Burgalesa) y el primer pueblo con el que doy es Redecilla del Camino. Había pensado desayunar allí, pero el bar estaba cerrado y la verdad es que no me apetecía. Así que me enchufé un gel, un sorbo de agua y tiré para adelante.

A la salida de Redecilla hago una de las mías; ensimismado, me despisto por un momento, veo la torre de una iglesia (posiblemente de Bascuñana, por donde no pasa el Camino) y me voy hacia ella sin reparar en las omnipresentes indicaciones del camino. Afortunadamente me doy cuenta enseguida y doy la vuelta, aunque me ha costado atravesar un tremendo charco de barro. Si no recuerdo mal, esta sería la única liada de este tipo en este viaje.

De regreso al camino correcto, observo que la bolsa trasera llega a rozar con la rueda en algún momento. En Castildelgado paro a arreglarlo; simplemente, no he metido bien la bolsa interior al colocar el equipaje por la mañana.

La siguiente población es Viloria de Rioja (que, a pesar del nombre, es provincia de Burgos). Me detengo un rato a hacer fotos junto al monumento que recuerda a su hijo más ilustre, Santo Domingo de la Calzada, aunque su casa natal hace tiempo que se derrumbó.

Viloria de Rioja

Viloria de Rioja

Continúo la marcha, siempre por el camino, hacia Villamayor del Río y Belorado. Aquí vuelvo a buscar un sitio para desayunar, con poca fe y también con pocas ganas porque lo cierto es que no tengo nada de apetito. Prosigo pues hasta Tosantos; allí, a la entrada, hay un pequeño bar con cierta animación por los peregrinos presentes y me obligo a parar. El día de hoy es duro y no puedo seguir sin comer.

Pincho de tortilla en Tosantos

Pincho de tortilla en Tosantos

Así, me tomo un zumo, café y pincho de tortilla que no sé si llego a terminar. Por primera vez entablo alguna conversación con los peregrinos (casi todos extranjeros), entre los que recuerdo al irlandés que estaba feliz porque por fin, en su cuarto camino, había conseguido ver el Miguel Ángel de la Catedral de Logroño.

Pasan los kilómetros y dejo atrás Villambistia y Espinosa del Camino. Me acerco a Villafranca de Montes de Oca, donde comienza una de las más temidas ascensiones del Camino. Bueno, temible era en la Edad Media, cuando estaba infestada de bandidos que asaltaban y robaban a los peregrinos; ahora, como mucho, pueden doler las piernas por su desnivel y sus fuertes pendientes.

Hago una última parada para tomar una Cocacola en el bar El Pájaro, en plena carretera, antes de iniciar la subida. El primer rampón, junto a la iglesia de Santiago, ya te golpea con sus pendientes del 15%. Además, enseguida la pista empeora, con una buena cantidad de piedra. El peso de la bici, la fuerte pendiente, el terreno incómodo y mi pésimo estado de forma son demasiado y hacen que tenga que bajarme de la bici: toca empujar.

Afortunadamente es solo un kilómetro duro hasta la fuente de Mojapán, donde la pendiente ya cede. Hasta ahí, alterno pedaladas con empujones entre un buen número de peregrinos, pues el camino está muy concurrido. En esta parte confirmo lo que ya sabía; que la gran mayoría de las bicis que transitan por esta zona son de montaña y que casi el 100% de ellas son eléctricas. Pero no, no pienso renunciar a mi gravel de tracción animal.

Pendientes en La Pedraja

Subiendo La Pedraja

Hay que decir que muchos ciclistas optan por ascender La Pedraja por la carretera N-120, pero creo que el sufrimiento de la subida por el camino es sobradamente compensado por su belleza. A partir de la fuente, la ascensión es de un disfrute máximo. El bosque es precioso.

Cerca del punto más alto encontraremos un monolito en recuerdo a las víctimas de la Guerra Civil, pues en este lugar se halla una de las mayores fosas comunes conocidas.

Un fuerte descenso lleva hasta un pequeño puente que cruza el arroyo de La Pedraja; al otro lado, una rampa imposible me obliga a empujar de nuevo la bici por unos metros.

Aunque el día es estupendo, las recientes lluvias han formado charcos que son fáciles de sortear, con lo que la bici no coge mucho más barro que el que ya traía de cuando me metí por el camino equivocado. Que ya me vale…

La pista sigue sencilla y disfrutona para la gravel hasta llegar a San Juan de Ortega. De nuevo hago amago de desayunar (ya más bien almorzar) pero sigo sin hambre. Me acerco a sellar en el albergue pero un chico jovencito y extraordinariamente maleducado me dice de muy malas formas que hasta la 1 no se sella. Por un momento pensé que hasta me iba a empujar, nunca he visto algo así en ningún albergue del camino; pero en todas partes tiene que haber algún imbécil que dé la nota. Afortunadamente es fácil abstraerse de estos hechos y apartarlos como una anécdota sin importancia.

A la salida de San Juan de Ortega hay una bifurcación; el camino tradicional sigue hacia Agés y Atapuerca y sube por un terreno muy malo hasta el alto de Matagrande, presidido por una gran cruz (la cruz de Atapuerca). Por lo que sé, hay tramos difícilmente ciclables (más aún para la gravel) por lo que tomo la otra opción, la que se dirige a Santovenia de Oca por carretera.

A la salida de Santovenia me dirijo directamente hacia la N-120 para enlazar de nuevo con el camino. Pero en la intersección tengo que detenerme un rato porque se me ha soltado una cala. Al principio pensé que se habrá perdido la tuerca, lo que me obligaría a buscar una tienda en Burgos, pero hubo suerte y la tuerca seguía en su sitio. Eso sí, había tanto barro en las zapatillas que me costó bastante poder ajustar de nuevo la cala.

Nota para futuros viajes: meter al menos un tornillo de cala o, aún mejor, una cala completa de repuesto 😄

Con la zapatilla en condiciones, continúo por pista pasando junto a Zalduendo e Ibeas de Juarros para llegar a Castañares. En este pueblo, ya muy cercano a Burgos, me desvío a la izquierda para tomar un camino que enlazará con una vía ciclista que discurre junto al Arlanzón. De esta forma, es posible pasar Burgos sin meterse en su tráfico de “gran ciudad”.

Puente sobre el Arlanzón

Puente sobre el Arlanzón

Sin embargo, no me parece posible pasar de largo sin visitar la Catedral, una de las joyas arquitectónicas del Camino Francés. Así, me desvío para pasar por ella. Intento sellar en la Catedral, pero la aglomeración de gente es tal que lo dejo por imposible.

La Catedral de Santa María

La Catedral de Santa María

Me siento en una terraza cercana y pido una ensalada; pero, por lo que sea, sigo sin poder comer. No me entra nada de comida y está claro que así no voy a llegar muy lejos. Pero no queda otra que continuar así que vuelvo hacia el parque y el carril bici para salir de Burgos.

En Tardajos paso por un pequeño monumento en recuerdo a Mariano Díez Tobar, un personaje apasionante que descubrí en mi anterior camino en Villafranca del Bierzo. Fraile, científico e inventor, su vida es interesantísima.

Muy próximo a Tardajos está Rabé de las Calzadas. A la salida encuentro una sorprendente construcción:

¿Qué es esto?

¿Qué es esto?

La verdad es que me parece una entrada secreta a las oficinas de la T.I.A. o de CONTROL, así que espero un rato a ver si aparecen, bien Mortadelo y Filemón o bien Maxwell Smart; sin éxito, claro, que para eso son espías y están bien preparados para pasar desapercibidos.

Ya en la Meseta Castellana, es de esperar que el terreno sea llano. Pero nada más lejos de la realidad, en esta parte es aún muy ondulado; de camino a Hornillos, se sube al Alto de Matamulos, desde el que hay unas preciosas y amplias vistas del paisaje castellano. Ya en Hornillos del Camino, paro a tomar una Coca Cola (hace mucho calor) y empiezo a buscar alojamiento, pues ya me acerco a los 100 kilómetros recorridos.

Estoy a poco más de 10 km de Hontanas pero, del viaje anterior, sé que hay un curioso albergue un poquito antes. Llamo, pero no nos entendemos. De todas formas sigo adelante con idea de parar a ver si hay suerte y tengo sitio.

Y ¿por qué digo que es “curioso”? Principalmente porque está en medio de la nada:

Albergue Fuente Sidres

Albergue Fuente Sidres

Tengo un recuerdo muy agradable y anécdotas divertidas de aquélla noche, así que me dirijo hacia allí. Espero encontrar sitio porque estoy cansado, hace calor, no he comido y llevo casi 100 kilómetros con el viento de cara. Afortunadamente hay sitio y me puedo quedar.

Los dueños son nuevos (una pareja encantadora), pero el albergue no ha cambiado mucho, todo sigue tan nuevo, tan cuidado y tan limpio como hace dos años. Eso sí, apenas puedo cenar, solo una crema de verduras (riquísima, por cierto) y empiezo a achacarlo a haber cambiado de marca de geles (a quién se le ocurre, justo en un viaje…)

Crema de verduras

Crema de verduras

En fin, intento disfrutar de lo poco que ceno mientras admiro el paisaje que me rodea:

El fondo de pantalla de Windows 95

El fondo de pantalla de Windows 95

Comparto habitación con tres o cuatro peregrinos; pero, sorprendentemente, la noche es tranquila y silenciosa y duermo plácidamente…

Resumen de la etapa

Track

Track de la etapa

Perfil

Perfil de la etapa

👈 Día 1: de Logroño a Grañón | Día 3: de Fuente Sidres a El Burgo Ranero 👉