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Día 1: de Espinal a Puente la Reina
Los primeros peregrinos son muy madrugadores. Pero yo no tengo prisa, apenas tengo 80 kilómetros hasta Puente la Reina, así que dejo que se vayan marchando. Me pego una ducha, recojo y desayuno un café con una riquísma tostada de tomate.
Coloco los trastos en la bici y me pongo en marcha. Esta es la etapa de hoy:
En total serán 77 km y 800 metros de desnivel.
Al poco de arrancar giraremos a la izquierda para afrontar una fuerte pendiente por un sendero estrecho; tanto es así que tengo que echar pie a tierra al coincidir con un numeroso grupo de peregrinos.
Pronto haré un descubrimiento muy importante para el devenir de los acontecimientos: el Garmin y yo no nos terminamos de entender. Tengo que reconocer que es un dispositivo estupendo para la navegación pero me ha costado hacerme a él. Y es que hay cosas que no entiendo; sobre todo, cuando ignoro alguna de sus indicaciones (ya sea por error o de forma intencionada) y entonces recalcula la ruta y me pide cosas que me parecen sin sentido.
Esto ocurrió llegando tras llegar al alto de Mezkiritz por un camino alternativo al que marcaba el track original; el Garmin decidió que, pese a todo, yo tenía que pasar por el pueblo de Mezkiritz (supongo que estaba marcado como punto de paso a la hora de planificar la ruta) y allí que me mandó obligándome a un rodeo absurdo.
Después de varios “incidentes” de este tipo decidí que era mejor desactivar el recálculo automático y hacerlo a mano cuando fuera necesario.
Por cierto; las rutas están planificadas con Komoot, una excelente herramienta para crear rutas de bici, senderismo, etc. que, como con el Garmin, conviene conocer bien y no fiarse de ella ciegamente, que también te la puede liar.
Ya que estaba junto a la carretera, bajé por ella hacia Erro. Había leído que el ascenso al alto de Erro y, sobre todo, el posterior descenso, no eran recomendables en bicicleta así que continué por el asfalto primero hasta la localidad de Erro, luego hasta el alto (donde esperaba encontrar un bar, pero no estaba abierto) y después en un largo y cómo descenso hacia Zubiri.
Durante ese descenso empecé por fin a sentirme cómodo y relajado; tanto es así, que no solo me olvidé de desviarme en Zubiri para visitar el conocido Puente de la Rabia, sino que ni siquiera pensé en retomar el camino tradicional, continuando a buen ritmo por carretera casi hasta Pamplona. Aproximadamente a la altura de Olloki me di cuenta de que llevaba demasiado tiempo en carretera e intenté improvisar, con el resultado de… volver a salir a la carretera más o menos un kilómetro después 😄
Tras dar unas vueltas tratando de entenderme con el Garmin, recuperé la dirección a Pamplona entrando por Villava y Burlada.
A mediodía estaba en el centro de Pamplona; di un paseo por los alrededores de la Estafeta y hasta completé el recorrido de los famosos encierros. Ya bajo un fuerte calor me senté en una terraza a tomar una caña y un pincho antes de abandonar Pamplona.
Tras el paseo y el descanso continúo la travesía de Pamplona en direción a Cizur Mayor pasado por Barañain; entro a Cizur por una rampa infame del 20% que casi me baja de la bici. La salida de Cizur, por una especie de barrio o polígono industrial a medio urbanizar es realmente fea, y me lleva un rato conectar con la N-1110, la antigua carretera de Viana.
A estas alturas hacía rato que no veía una marca del Camino, que tenía un poco olvidado. Pero bueno, aprovecho el cómodo trayecto hasta Astrain para relajarme y disfrutar que empieza el Alto del Perdón y hace un calor sofocante.
Y, cómo no, la voy a volver a liar.
La subida al Alto del Perdón y, menos aún, la bajada, no son recomendables por el camino. Así pues decidí subir por N-1110 hasta el cruce con la carretera asfaltada que recorre el cordal con idea de subir por ella hasta las famosas esculturas con las siluetas de peregrinos. Y, al tomar el desvío, me encuentro con una señal que indica que faltal 6 km al Alto del Perdón (donde yo creía que estaba el monumento). Y ¿cuál era el problema? Que el termómetro marcaba más de 40ºC y no tenía agua, así que me limité a subir aproximadamente un km, hasta este mirador:
Me detuve un rato y, tras pensarlo mucho, decidí bajar con gran dolor de corazón, pero no me parecía sensato subir media hora por esa carretara con ese calor y sin agua. Mi error es que el cruce con el camino tradicional -y el famoso monumento- no están en el Alto, sino a apenas 1 km del lugar donde me detuve. Pero ya no tiene remedio, ¡qué se le va a hacer!
Continuando camino hacia Puente la Reina, en Uterga paré a rellenar agua y refrescarme bajo la fuente; y, en el siguiente pueblo (Muruzábal) me detuve en un bar a por un refresco. Dejé la bici al sol y, al salir del bar, el termómetro superaba los 45ºC. Allí me desvié un par de kilómetros hacia la ermita templaria de Santa María de Eunate:
Tras la corta visita (agradeciendo la fuente de agua fresquita) continúo hacia el destino pasando por Obanos que, imbécil de mi, dejo a un lado sin entrar a admirar su plaza, su arco y su iglesia de San Juan Bautista.
La llegada a Puente la Reina es un placer; el albergue Jakue tiene unas instalaciones maravillosas, empezando por unos jardines que son como un oasis al llegar con tanto calor. Sello la credencial y descubro que son necesarios dos sellos diarios (eso sí, solo en los últimos 100 o 200 km en funciónj de si vas andando o en bicicleta). Lo tendré en cuenta más adelante.
De nuevo ceno un plato combinado; esta noche duermo peor por el calor, aunque la habitación es pequeña y tranquila y solo la comparto con otras tres personas.
Conclusiones
El primer día ha ido más o menos bien en el sentido de que se han despejado muchas de mis preocupaciones.
Lo peor ha sido que, en algunos momentos, me he alejado por más tiempo de lo que quería del Camino y, por tanto, me he perdido algunos detalles importantes (como el puente de Zubiri, el Alto del Perdón y Obanos). Esto me servirá sin duda de excusa para repetir esta parte. El tremendo calor lo aguanto bien, lo que llevaba peor era no poder sacar los bidones.
En el lado bueno, he podido detectar varios problemas que tendré que resolver (el tornillito, de la GoPro, la navegación con el GPS, el problema de la bolsa que impide sacar los bidones…) y me servirán de aprendizaje para la segunda parte del Camino.
¡Buen Camino!
El video de la etapa (incluyendo el “día 0”)
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